El partido se inició con un carrusel de improductividad por parte de los dos equipos (13 a 12 al finalizar el primer parcial), pero, mientras los teutones recuperaban en el segundo algo la efectividad – de la mano, de un sobresaliente Boehme (16 puntos en los primeros 20 minutos, 26 en el total del partido), la selección la perdía casi en lo absoluto. Los seis puntos marcados durante el segundo parcial testimonian por si mismo su carencia de acierto. Así las cosas no podía ser de otra manera que el luminoso se decantara en el descanso en favor de Alemania que lo hizo por 19 a 26.

Los minutos de descanso permitieron a los de Carrión situarse mejor en la cancha, y con el concurso de un entonado Pincho Ortega (21 puntos), pudieron reducir algo el diferencial llegando a los 10 minutos definitivos con un 39 a 43 que dejaba el partido completamente abierto.  La buena noticia era que habían salido de un bache profundo, la mala que Bohme había empezado a asociarse con Alexander Halouski (15). Precisamente dos triples conseguidos, uno detrás de otro, por cada uno de ellos hizo que los alemanes se despegaran en el marcador por encima de los 10 puntos y aunque desde el banquillo se intentaron soluciones poco habituales en este equipo, la selección española no pudo dar vuelta al marcador que al finalizar el encuentro se situó en un decepcionante 49 a 57.